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EL PERRO EN EL REFRIGERADOR




Tener una mascota, en general, no significa solo tener un animal que vive en nuestra casa y del que aprovechamos sus condiciones o instintos naturales en nuestro beneficio. Significa tener un miembro más de la familia, significa elegir, amar, cuidar y nutrir a este ser vivo que, habita a nuestro lado.


No es mi intensión referirme a si este animal puede o no retribuir las emociones que ponemos o proyectamos en él, sino que me interesa las emociones que este animal nos provoca, la relación afectiva que nosotros creamos con él.

Como ya lo señalé nuestro perro, no es solo un animal, es nuestra familia, sin embargo como mascota lo necesitamos para que cumpla ciertas funciones, no hablo de una utilización maquiavélica del animal, sino de un beneficio muto, es decir, caminamos con el perro, jugamos con el perro, lo necesitamos para que se eche a nuestros pies mientras vemos televisión, necesitamos que nos mueva su cola como señal de bienvenida cuando regresamos del trabajo. Necesitamos su afecto * y a cambio, entregamos el nuestro, necesitamos amarlo.

Los amamos tanto por lo que son como por lo que hacen por nosotros y no me refiero a un trabajo practico, lo que hacen por nosotros es eso, simplemente eso, ser nuestra mascota.
Ahora bien

Esta relación exige de nuestra parte RESPETO Y DIGNIDAD para el animal también, eso implica llevarlo al médico, alimentarlo de forma adecuada, evitarle sufrimientos innecesarios y aunque suene majadero, evitarle sufrimientos innecesarios y dentro de lo posible una muerte digna.

Perdonen que me refiera a este punto. La muerte digna.

Curiosamente, evitar sufrimientos innecesarios implica también una muerte digna. Recuerdo un caso. Vivíamos al lado de una familia que tenía un perro enfermo que lloro toda la noche, aullidos desgarradores, en el patio, solo, en el frio… antes de amanecer muerto en la mañana… nadie lo llevo al veterinario para poner fin a su sufrimiento. Bien por el regalón de la casa ¿no?

Tenemos un perrito, lo amamos y en el sentido general nos ama, lo cuidamos y nos sirve, lo podemos acariciar, nos mueve la cola, jugamos con él, paseamos y todas esas cosas hermosas que podemos hacer con nuestra mascota… pero, un día lo atropellan, es una tragedia, pero el perro, si bien está vivo, sus heridas internas y sus huesos rotos son casi irreparables, no es un perro joven, tiene más de siete años… corremos con él al veterinario quien nos dice que la recuperación del perro, si bien es posible, será larga y dolorosa y que el animal jamás volverá a jugar o correr y que cuando sus huesos sanen incluso respirar será doloroso, que recomienda dormir a nuestra mascota para que no sufra.

Eutanasia

Sin tanatos, sin dolor, sin sufrimiento, eso es lo que significa… pero exige madurez emocional, exige valor exige pelotas (gónadas) para poder decidir que lo mejor que puedes hacer por tu mejor amigo del hombre, es dejarlo partir.

Una niña de 14 años me dijo, preferiría dormirlo porque así el perro no sufriría más.

Sufres el duelo, lo extrañas y con el tiempo, la herida se cierra, cicatriza y tu corazón está listo para una nueva mascota, a lo mejor de la misma raza y del mismo tipo, pero es otro y entonces amas de nuevo y recibes afecto otra vez.

En honor a tu perro muerto y a lo feliz que fuiste con él, te consiguen un nuevo perro.

PERO, existen personas que no son capaces de poner a dormir a su perro. Lo mantienen vivo sin importar las circunstancias, no importa el dolor de su mascota a quien, entre comillas dicen amar.

A la cresta, lo quiero conmigo al precio que sea.

La pobre bestia no puede caminar, se babea para comer, medio ve con un solo ojo, no controla sus esfínteres y hace un artrítico esfuerzo por mover la cola cuando ve a su “ama” y esta, o este, aunque insatisfecha con su medio perro, comienza a reclamar por que huele mal, porque no juega, incluso reclama porque fluidos escapan del animal….

¿Qué espera? Lo atropellaron, funciona, pero no está vivo en el sentido canino de la palabra.

El perro se muere durante la noche…. Solo y en un lugar obscuro.

Podría haber muerto acariciado por su dueña, moviendo la cola en un dulce adiós, pero el egoísmo de esta persona condeno al perro a una muerte sino indigna, solitaria.

Ahora viene lo mejor.

No acepta que el perro este muerto, aun así, no lo dejara partir, entonces en un acto border-dementia, desocupa el refrigerador y guarda allí al perro, en el congelador, envuelto en la misma mantita en la que se murió.

Es tal su apego, es tal su patológica necesidad de su afecto que no es capaz de enterrarlo aun después de que es obvio que este animal ya no está acá.

Una cosa, como el perro no está enterrado y mentalmente esta persona aún tiene un perro, no continua con su vida, no avanza no se consigue un nuevo perro, extraña los juegos, los paseos, las pulgas pero no puede conseguir un nuevo perro, porque, ya sabes, en casa esta…. El perro, que a esta altura me recuerda a un personaje de dibujos animados.

Esta persona añora un perro que desde el accidente ya no fue, y que después de muerto es menos, pero, aun tiene un perro en casa, que no sirve absolutamente para nada, no es acariciable por que rompería la cadena de frio.

Termino esta imagen mental de un Norman Bates Canino.

Como me imagino que imaginan no estoy hablando de perros.

Tengo un par de amigas que seguro a esta altura tan marcando el teléfono para cantarme algunas verdades…

No hablo de perros. Hablo de relaciones de pareja, de relaciones humanas.

Es habitual encontrar personas que sostiene relaciones de parejas insufribles, desechas y sin remedio, muertas. Las guardan como el perro en la nevera y luego se angustian y desesperan porque esta no les sirve y no las satisfacen emocionalmente, o bien saben que esta relación no sobrevivirá en el tiempo, que está dañada por golpes, infidelidades o por último desamor y en vez de ponerlas bajo tierra las mantienen conectada a soporte artificial, sufriendo cada latido y en donde cada acción implica una crisis de dolor. No ven televisión juntos, no comen juntos, no educan hijos juntos. Solo son eso. Un perro en el refrigerador…


Aún necesita un poco más de trabajo en las conclusiones, como siempre sus cometarios enriquecerán el producto final….


Como siempre abierto a la crítica y la observación.


Gracias por leerme.

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